NÉSTOR OSCAR MAQUIEIRA: UNA FIGURA EJEMPLAR DE LA CIRUGÍA PLÁSTICA ARGENTINA
Dres. Ricardo J. Losardo (*), José M. Viñas (**), Paulino Morales (***).
Dres. Elina Ares de Parga, Rubén Aufgang, Fortunato Benaim, Vicente Bertone, Juan M. Chavanne, Ulises De Santis, Andrés Dimópulos, Pedro Dogliotti, Enrique Gagliardi, Horacio García Igarza, Justo La Torre, Héctor Llobera, Víctor Nacif Cabrera, Francisco Olivera Vila, Jorge Patané, Silvano Plazzotta, Gustavo Prezzavento, Cristina Rijavec, Juan C. Rodríguez, Susana Ruiz, Carlos Sereday, José Soria, Flavio Sturla, Rodolfo Toledo Ríos, Ricardo Yohena (****).
(*) Director del Curso
(**) Secretario General del Curso
(***) Presidente Honorario del Curso
(****) Profesores del Curso
Email del primer autor:. [email protected]
Resumen
Se realizó un homenaje a Néstor Maquieira -fundador del Curso Superior Trienal- con motivo de su fallecimiento. 28 cirujanos plásticos, docentes de este curso de postgrado de especialización, expresan la opinión sobre su persona. Señalan que fue una figura ejemplar en la especialidad en nuestro país, por su labor asistencial y fundamentalmente por su labor docente. Se establece el día de su natalicio, el 2 de julio, como el día del Curso Superior Trienal.
Palabras claves: Maquieira, curso de especialización, cirugía plástica argentina.
Summary
Is a tribute to Nestor Maquieira -founder of the Superior Course Triennial- on the occasion of his death. Express opinion on his person 28 plastics surgeons, teachers of this postgraduate course of specialization. They say that he was an exemplary figure in the specialty in our country, for his medical care and mainly for his teaching work. The day of his birth, on July 2, has been set as the day of the Superior Course Triennial.
Keywords: Maquieira, specialization course, Argentinean plastic surgery.
La hora de la muerte suele ser la hora de los juicios objetivos sobre una persona.
Al cerrarse el ciclo de una vida, la trayectoria del que se ha ido se juzga de manera global; dejando de lado las discusiones y el disentir de poca trascendencia que son el común denominador de la vida cotidiana.
Esto no significa que con la muerte se olviden los errores y omisiones cometidos, pero permite que ese juicio se emita con entera libertad de espíritu.
El hombre.
La unánime opinión favorable que ha producido esta relevante figura fallecida el 24/09/09, a los 87 años, ha entrado en nuestra memoria colectiva.
Siempre se ha subrayado su dedicación asistencial y docente, su autoridad y humildad científica, su ética profesional, su honestidad y calidad humana, su distinción natural y su señoría de vida.
El estilo de Maquieira tuvo las siguientes características: no se dejó llevar por ambiciones personales, no se interesó por su propia figuración, fue poseedor de un bajo perfil permanente y se centró siempre en una misión colectiva.
Tuvo una vida extensa y rica en realizaciones positivas. Su inagotable accionar, su indiscutible talento y su constante perfeccionamiento, se suman para confluir en una personalidad descollante.
Como resultado de todo ello, su nombre siempre se pronunció respetuosamente en nuestro medio.
El docente.
Su gestión en la docencia en nuestra especialidad fue única e inigualable, producto de su dinamismo, empuje y equilibrio.
La desarrolló a nivel hospitalario, universitario y societario, creando –en todos ellos- el marco necesario para que puedan formarse centenares de médicos cirujanos tanto argentinos como extranjeros.
Como docente enseñó con una gran entrega vocacional.
En síntesis, Maquieira en cuanto a la formación de especialistas en cirugía plástica fue todo un precursor con un gran espíritu emprendedor.
En nuestro ambiente societario, marcó el inicio de la educación “en mayúscula” al fundar el Curso Superior de Especialización en Cirugía Plástica y se constituyó en el principal forjador de este noble proyecto educativo, que ya lleva 33 años de vida y tan rico en historia.
Su influencia en los albores de nuestro Curso Superior (trienal) fue muchísimo mayor de lo que se supone y fue el que puso sus cimientos duraderos.
Muchos de los valores e ideales que ejerció y transmitió continúan aún vigentes y sostienen y justifican nuestra tarea como docentes de posgrado.
Su entrega a favor del Curso Superior Trienal fue total y mantuvo en ella una continuidad de tres décadas. Fue una figura central en la existencia del Curso y a lo largo de su vida fue siempre un referente del mismo.
El homenaje.
Para los cirujanos plásticos argentinos la ida de Maquieira significa la pérdida de un maestro, de un líder y de un amigo. Su paso por nuestra sociedad científica no fue en vano.
Los docentes del Curso Superior Trienal y los directivos de la SACPER lo recordaremos como una figura ejemplar.
El mejor homenaje que se le podía hacer es recordarlo anualmente en la fecha de su natalicio, el 2 de julio, como el día del Curso Superior Trienal. Todo un honor para nosotros.
Finalmente, este líder societario se llevó consigo la gratitud de toda una sociedad científica.
Con el afecto de todos nosotros, los docentes de tu Curso te acompañaremos siempre con nuestro mayor respeto y cariño.
Algunos breves comentarios individuales
Prof. Dra. Elina Ares de Parga (Cátedra de Miembros y Mano).
Tuve la enorme fortuna de tenerlo -hace ya muchos años- como Maestro durante mi formación como Residente de cirugía plástica en el Hospital Castex (de San Martín), en el Servicio que él fundara.
Me acompañan siempre imborrables recuerdos, teniendo siempre presente sus enseñanzas, a través de su paciente e incansable transmisión de conocimientos, sin retaceo ni egoísmo alguno. Una persona integra. Su figura es y será siempre, un ejemplo a seguir.
Prof. Consulto Dr. Fortunato Benaim (Cátedra de Quemaduras).
Tuve el privilegio de haber compartido con el Dr. Néstor Maquieira inquietudes científicas y afectos familiares y disfrutar de su amistad por un largo período, durante el cual pude apreciar todas sus cualidades, las que hoy, son valoradas en toda su dimensión en el Homenaje que le rinden sus pares.
Al adherirme a tan justo y merecido recordatorio, lo hago con el cariño del amigo y el respeto a su inteligente aporte, que contribuyó a enriquecer y difundir el conocimiento de la cirugía plástica argentina y a la preparación de nuevas generaciones de cirujanos, que inspirados por su ejemplo y aplicando sus enseñanzas, son los mejores exponentes de su legado.
Prof. Dr. Andrés Dimópulos (Cátedra de Cirugía Estética).
Maquieira ha sido una figura rectora, una autoridad, un conductor silencioso en nuestro Curso Superior Trienal. Hemos mantenido con él algunas charlas sobre el Curso y han sido muy útiles para mi gestión como Secretario General del Curso durante todos los años que estuve en la conducción y organización del mismo.
El Curso tiene ya muchos años de vida y una historia larga, donde ya empiezan a aparecer las ausencias. No hay duda que a esta figura ejemplar se la extrañará...
Prof. Dr. Horacio García Igarza (Cátedra de Cirugía Estética).
Néstor Maquieira fue un muy buen cirujano y más importante aún es que fue una gran persona y siempre fue un placer compartir cosas con él.
Prof. Dr. Héctor Llobera (Cátedra de Cirugía Estética).
Néstor Maquieira me recuerda a mi padre. Una figura paternal, llena de sabiduría y al mismo tiempo llena de humildad.
Tuve la suerte de formarme -en gran parte- al lado de él, en el Hospital Militar Campo de Mayo, donde colaboró durante bastante tiempo y sobre todo durante y después del conflicto de Malvinas.
Profesor Néstor Maquieira gracias, lo tendremos siempre presente.
Prof. Dr. Paulino Morales (Presidente Honorario).
Néstor O. Maquieira: magnífico cirujano, profesional y maestro. Precursor de la microcirugía. Trabajando en la Sala VI del Hospital Rawson introdujo el método instrumental para la anastomosis de pequeños vasos sanguíneos mediante el aparato de Nakayama, procedimiento que se sumó a innumerables métodos quirúrgicos propios.
Con su tesón de trabajador incansable continuó su labor como Jefe del Servicio de Cirugía Plástica en el Hospital Castex y en el Hospital Naval, acompañado por su entrañable colaborador y amigo el Dr. Marcelo Di Paola.
Fuimos compañeros en el Hospital Francés. Siempre recordaré su mesura, su bondad, en fin, todo un gran Señor.
Prof. Consulto Dr. Flavio Sturla (Cátedra de Cirugía Maxilofacial).
Después de pasar muchos años a su lado, digo: Maquieira no murió. El amor está fuera del tiempo. No tiene ni pasado ni futuro. Es permanente presente. Maquieira está siempre presente entre nosotros. El no murió vive en nosotros. Nuestro accionar fue su accionar. Darse del todo sin esperar retorno. El amor es fuego que todo invade, que todo abraza y para siempre.
Un testimonio sobre la actuación societaria.
Prof. Consulto Dr. Ulises De Santis (Cátedra de Cirugía Estética).
La personalidad y la trayectoria del Dr. Maquieira fueron comentadas en la nota firmada más arriba por todo el cuerpo docente del Curso Superior de la SACPER, del que tengo el honor de formar parte.
Pero creo oportuno -en este momento- agregar unas líneas para relatar la acertada intervención que le cupo al querido amigo, hoy desaparecido, en la reorganización de nuestra Sociedad, que tuvo su desarrollo entre los años 1976 y 1978.
La historia fue así. En 1976, en la Asamblea del 6º Congreso Argentino de Cirugía Plástica, realizado en la ciudad de Paraná, se aprobó una moción -solicitada por los colegas del interior del país- que solicitaba a las autoridades de nuestra Sociedad una serie de modificaciones estatutarias. Esa misión recayó en la Comisión Directiva del año siguiente, presidida por el Dr. Maquieira y en la que tuve el honor de ocupar la Vicepresidencia.
A lo largo de ese año, 1977, se estudió exhaustivamente el tema. Hubo una serie de conversaciones, cambio de opiniones y propuestas con los colegas que solicitaban aquellas modificaciones. Pero la decisión final se tomó en el transcurso del Congreso Argentino y de las Jornadas de Cirugía Plástica del interior, que ese año se realizaron en forma conjunta. La sede: el Hotel Hermitage de Mar del Plata; y la fecha: a fines de 1977.
Así, en uno de los salones de dicho hotel se llevó a cabo una importante y decisiva reunión informal con el fin de encontrar una solución. Estaba integrada por un lado, por la Comisión Directiva, presidida por el Dr. Maquieira; y por el otro, por los colegas del interior, liderados por el Maestro Dr. Alberto Albertengo. Como resultado, quedaron allí establecidas esas anheladas modificaciones al Estatuto Societario.
Era 1978 y me tocó presidir la Comisión Directiva siguiente, junto al Dr. Víctor Nacif Cabrera como Vicepresidente. Fue nuestra responsabilidad llevar al papel esas modificaciones estatutarias y presentarlas a la Asamblea, para su aprobación. Luego de una segunda Asamblea, quedó finalmente aprobado el nuevo Estatuto.
Al mismo tiempo, como parte del arreglo, debimos crear la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires. La Asamblea, convocada a tal efecto, aprobó esa creación por unanimidad. De esa manera inicia su existencia en 1978 la Sociedad de Buenos Aires, finalizando así un conflicto de orden nacional en nuestra especialidad.
Pero la verdadera solución a aquel largo conflicto, que desunía a los cirujanos plásticos argentinos, se había logrado en aquel “saloncito” del Hotel Hermitage. La presencia y el liderazgo del Dr. Néstor Maquieira fueron fundamentales. Su simpatía, su calma, su imparcialidad, su acertado criterio y el respeto que imponía fueron decisivos en aquella instancia trascendental de nuestras Sociedades: la actual SACPER y la Sociedad de Buenos Aires.
Con respecto al Curso Superior Trienal que él creara en 1977, hizo que se encaminara con el fin más noble de una sociedad científica: la formación de los nuevos especialistas. Dio orientación a un complejo asunto como es la educación del posgrado. Maquieira demostró ser, también, un líder educativo dentro de nuestra sociedad de cirujanos plásticos.
Mis respetos y admiración por la labor societaria realizada.
Relato de un discípulo.
Prof. Dr. Ricardo Yohena (Cátedra de Miembros y Mano).
Néstor Oscar Maquieira: un nombre que encierra una vasta trayectoria. Hoy no sólo hablamos del doctor, profesor o maestro, sino de un hombre que ha dejado un gran legado.
Su formación quirúrgica inicial fue en traumatología y posteriormente en cirugía plástica. Se orientó hacia la reconstrucción de los miembros y combinando ambas experiencias, acuñó el término de “Ortoplastia” para designar esa rama de la cirugía. En el Instituto Nacional de Rehabilitación estuvo con el maestro Dr. Eduardo Zancolli, donde se especializó en la cirugía de miembro superior.
Creó el “Centro de reimplantes de miembros” en el Hospital Fernández, de la ciudad de Buenos Aires, donde intervinieron cirujanos con experiencia en microcirugía. El equipo estuvo dirigido por él y el Dr. Enrique Penner, con el apoyo del Dr. Santiago Fazzini. En este equipo, cubrí la guardia de los días sábados y en varias ocasiones tuve que recurrir a Maquieira para consultarle. En el último reimplante que le ayudé a realizar, empleamos 14 horas. Es así, que dentro de las prolongadas sesiones de quirófano, fui conociendo a un hombre que amaba y disfrutaba la cirugía plástica.
Relataba sus peripecias cuando vivía en Caballito, sus dificultades económicas para mantener a su familia y los viajes diarios desde que se mudó a la ciudad de La Plata para llegar al Hospital Castex (Eva Perón de San Martín), donde fue jefe del Servicio de Cirugía Plástica.
Allí tuvo como colaboradores a los Dres. Guillermo Di Paola y Héctor Lanza. Fue un excelente centro hospitalario de formación donde se formaron decenas de cirujanos plásticos. En los últimos años de su jefatura, lo acompañó en el Servicio, su hijo Néstor, en la actualidad, cirujano plástico del Hospital Fernández.
Dentro de sus aportes quirúrgicos a la especialidad se destacan el injerto de piel total sensibilizado, el colgajo nasal para la reconstrucción del párpado inferior, la distracción con tutores para las fracturas con pérdida de segmentos óseos, la solución de estreptomicina para la estimulación de la granulación en las heridas abiertas, etc.
Debido a sus conocimientos y a su dedicación al tratamiento de los pacientes en el Hospital Nacional de Lepra “Baldomero Sommer”, recibió la condecoración de la Cruz de Caballero de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta.
Maquieira ha sido un pionero en la creación de escuelas de cirugía plástica. Primero, la de la Universidad del Salvador (USAL); y luego, la de la SACPER. En esta última, fue además su Presidente (1977-78).
En lo personal, me enseñó la ortoplastia y me estimuló en la docencia, invitándome a participar como docente primero en la Carrera de Cirugía Plástica en la Universidad del Salvador (USAL) y posteriormente en el Curso Superior de Especialización en Cirugía Plástica de la SACPER.
En el ámbito hogareño conocí una familia ejemplar con profundas convicciones religiosas. Dalma, su esposa, fue un gran sostén en su vida profesional. Su vocación por la medicina fue heredada en dos de sus hijos: Marcelo, que se orientó a la traumatología y Néstor, a la cirugía plástica. Néstor Oscar Maquieira como abuelo estaba orgulloso de su plétora de veinte nietos, con quienes se deleitaba los fines de semana.
Agradezco a Dios haber conocido y estado al lado de un hombre con tanto conocimiento científico y también humilde, honesto y generoso. Aprendí mucho de él pero en especial una conducta: ser feliz dando; ya sea, con el conocimiento, la comprensión o con una palabra de aliento.
Un último comentario. Un vínculo personal, estrecho y duradero.
Prof. Dr. Carlos E. Sereday (Cátedra de Quemaduras).
Las vueltas del destino hicieron que tuviera el privilegio de conocer y tratar al doctor Maquieira en distintas oportunidades y etapas de mi vida, dejando siempre una impronta que intentaré transmitir a lo largo de este relato.
Mis primeros contactos estuvieron ligados a lo social y así fue como en varias ocasiones fui recibido en su casa de Av. Quintana al 200 en la que vivió hasta sus últimos días. Intereses comunes en diversas áreas con el mayor de sus hijos varones y cierta vecindad con mi hogar paterno, me permitieron desde mis años como alumno de la Facultad de Medicina de la UBA, conocer ese hogar marcado por el perdurable amor hacia su mujer, Dalma, a lo largo de más de 50 años y la entrega con enorme cariño hacia sus cinco hijos (tres varones y dos mujeres) y su círculo de amistades. Con un tono afable siempre se mostró interesado por nuestro avance con los estudios, ocasión en que aprovechaba para transmitir su forma de ver y ejercer la medicina, dejando al descubierto sus dos grandes pasiones: los pacientes y la docencia.
Su departamento de líneas clásicas francesas de las primeras décadas del siglo XX contaba con un amplio comedor que daba a la calle, en cuya mesa había diapositivas por millares, clasificadas en cajas o piloncitos sujetos por bandas elásticas, testimonio por otro lado, del incondicional apoyo de Dalma a vocación tan fuerte. Con un entusiasmo contagioso nos mostraba casos y material para conferencias, marcando a la vez un estilo y una conducta de rectitud con fuerte sesgo de entrega por el enfermo y por la cirugía.
Con una vida de rasgos muy definidos en lo atinente a Dios, familia, prójimo y trabajo, sus cinco hijos y veinte nietos, son prueba elocuente de haber practicado principios cristianos de familia que también supo inculcar en su seno. El modelo de amor por la profesión se encarnó en dos de sus hijos varones, hoy médicos en especialidades quirúrgicas, dedicados de lleno a la actividad asistencial. No fuimos ajenos a ese paradigma muchos de quienes tuvimos oportunidad de recibir sus enseñanzas en los numerosos cursos que dirigió.
Siempre tuvo como rasgo singular una actitud humilde frente a la enfermedad. De bajo perfil en su accionar profesional y académico, acuñó soluciones quirúrgicas sin estridencias siempre con un cuidado casi reverencial por los tejidos y por el paciente. Probablemente la explicación la encontremos en los años previos a su condición de médico. Nacido en Carlos Casares y afincado primero en Chivilcoy y luego durante su juventud en la localidad de Henderson (Prov. de Buenos Aires), fue la vida rural al lado de su padre la que le forjó esa personalidad tan propia del hombre de nuestra pampa húmeda. Respetuoso por quien lo rodea, reservado, disciplinado por las imposiciones propias del cultivo del suelo, conocedor de las limitaciones del hombre frente al poder de la naturaleza y aquerenciado a esta tierra que tanto da. El tercer hijo, varón, dedicado a la actividad agropecuaria hace honor a esa tradición familiar.
Si bien los contactos se mantuvieron a lo largo de los años, las tres situaciones que enumero a continuación, me dejaron profunda huella.
La primera. Acontecido el enfrentamiento bélico por las Islas Malvinas mientras yo cursaba mi primer año de residencia en cirugía general, le tocó al Dr. Maquieira la penosa tarea de tratar a numerosos soldados del Ejército Argentino con pie de trinchera (en su mayoría) y otras pérdidas de partes blandas, que eran traídos desde el Teatro de Operaciones desde antes que finalizara el conflicto armado. La férrea censura imperante en tiempos de guerra le impidió relatar lo que encontraba con cada visita al Hospital Militar de Campo de Mayo sin poder tampoco compartir su angustia. El grado creciente de ella agravada por el poco reconocimiento a estos hombres y al esfuerzo anímico que su ingrata tarea le insumía, le provocó un daño a su salud del que muy poco se hizo saber.
En ese ir y venir de hechos y mientras avanzaba en mi formación quirúrgica, se da la segunda situación donde gravitó significativamente la prédica del “papá de mi amigo”, despertando mi interés por la cirugía plástica en su faz estrictamente reparadora que hoy sigo ejerciendo.
El tercer hecho, también con trascendencia dentro de mi vida profesional, tiene que ver con el Curso Anual de Microcirugía que dictaba como Profesor Titular en la Universidad del Salvador y que realicé en 1993. A él y a los dos Adjuntos, los doctores Cristina Rijavec y Ricardo Yohena, les debo haber dado a mi técnica quirúrgica un acabado exquisito. Desde su condición de Caballero de la Orden de Malta organizó un equipo para el reimplante de miembros y otras labores micro-quirúrgicas con la participación de quienes egresábamos de este Curso.
Con esta reseña de una faceta menos divulgada de su perfil humano estoy lejos de completar el recuento de una riquísima producción académica y de literatura médica más conocida por todos. No creo equivocarme al afirmar que el alma de Néstor O. Maquieira descansa en paz con la serenidad que sólo pueden tener los que han dado todo de sí.
Publicado en la Revista Argentina de Cirugía Plástica Vol. 17, Nº 1; pág. 39-43, 2011.
(*) Director del Curso
(**) Secretario General del Curso
(***) Presidente Honorario del Curso
(****) Profesores del Curso
Email del primer autor:. [email protected]
Resumen
Se realizó un homenaje a Néstor Maquieira -fundador del Curso Superior Trienal- con motivo de su fallecimiento. 28 cirujanos plásticos, docentes de este curso de postgrado de especialización, expresan la opinión sobre su persona. Señalan que fue una figura ejemplar en la especialidad en nuestro país, por su labor asistencial y fundamentalmente por su labor docente. Se establece el día de su natalicio, el 2 de julio, como el día del Curso Superior Trienal.
Palabras claves: Maquieira, curso de especialización, cirugía plástica argentina.
Summary
Is a tribute to Nestor Maquieira -founder of the Superior Course Triennial- on the occasion of his death. Express opinion on his person 28 plastics surgeons, teachers of this postgraduate course of specialization. They say that he was an exemplary figure in the specialty in our country, for his medical care and mainly for his teaching work. The day of his birth, on July 2, has been set as the day of the Superior Course Triennial.
Keywords: Maquieira, specialization course, Argentinean plastic surgery.
La hora de la muerte suele ser la hora de los juicios objetivos sobre una persona.
Al cerrarse el ciclo de una vida, la trayectoria del que se ha ido se juzga de manera global; dejando de lado las discusiones y el disentir de poca trascendencia que son el común denominador de la vida cotidiana.
Esto no significa que con la muerte se olviden los errores y omisiones cometidos, pero permite que ese juicio se emita con entera libertad de espíritu.
El hombre.
La unánime opinión favorable que ha producido esta relevante figura fallecida el 24/09/09, a los 87 años, ha entrado en nuestra memoria colectiva.
Siempre se ha subrayado su dedicación asistencial y docente, su autoridad y humildad científica, su ética profesional, su honestidad y calidad humana, su distinción natural y su señoría de vida.
El estilo de Maquieira tuvo las siguientes características: no se dejó llevar por ambiciones personales, no se interesó por su propia figuración, fue poseedor de un bajo perfil permanente y se centró siempre en una misión colectiva.
Tuvo una vida extensa y rica en realizaciones positivas. Su inagotable accionar, su indiscutible talento y su constante perfeccionamiento, se suman para confluir en una personalidad descollante.
Como resultado de todo ello, su nombre siempre se pronunció respetuosamente en nuestro medio.
El docente.
Su gestión en la docencia en nuestra especialidad fue única e inigualable, producto de su dinamismo, empuje y equilibrio.
La desarrolló a nivel hospitalario, universitario y societario, creando –en todos ellos- el marco necesario para que puedan formarse centenares de médicos cirujanos tanto argentinos como extranjeros.
Como docente enseñó con una gran entrega vocacional.
En síntesis, Maquieira en cuanto a la formación de especialistas en cirugía plástica fue todo un precursor con un gran espíritu emprendedor.
En nuestro ambiente societario, marcó el inicio de la educación “en mayúscula” al fundar el Curso Superior de Especialización en Cirugía Plástica y se constituyó en el principal forjador de este noble proyecto educativo, que ya lleva 33 años de vida y tan rico en historia.
Su influencia en los albores de nuestro Curso Superior (trienal) fue muchísimo mayor de lo que se supone y fue el que puso sus cimientos duraderos.
Muchos de los valores e ideales que ejerció y transmitió continúan aún vigentes y sostienen y justifican nuestra tarea como docentes de posgrado.
Su entrega a favor del Curso Superior Trienal fue total y mantuvo en ella una continuidad de tres décadas. Fue una figura central en la existencia del Curso y a lo largo de su vida fue siempre un referente del mismo.
El homenaje.
Para los cirujanos plásticos argentinos la ida de Maquieira significa la pérdida de un maestro, de un líder y de un amigo. Su paso por nuestra sociedad científica no fue en vano.
Los docentes del Curso Superior Trienal y los directivos de la SACPER lo recordaremos como una figura ejemplar.
El mejor homenaje que se le podía hacer es recordarlo anualmente en la fecha de su natalicio, el 2 de julio, como el día del Curso Superior Trienal. Todo un honor para nosotros.
Finalmente, este líder societario se llevó consigo la gratitud de toda una sociedad científica.
Con el afecto de todos nosotros, los docentes de tu Curso te acompañaremos siempre con nuestro mayor respeto y cariño.
Algunos breves comentarios individuales
Prof. Dra. Elina Ares de Parga (Cátedra de Miembros y Mano).
Tuve la enorme fortuna de tenerlo -hace ya muchos años- como Maestro durante mi formación como Residente de cirugía plástica en el Hospital Castex (de San Martín), en el Servicio que él fundara.
Me acompañan siempre imborrables recuerdos, teniendo siempre presente sus enseñanzas, a través de su paciente e incansable transmisión de conocimientos, sin retaceo ni egoísmo alguno. Una persona integra. Su figura es y será siempre, un ejemplo a seguir.
Prof. Consulto Dr. Fortunato Benaim (Cátedra de Quemaduras).
Tuve el privilegio de haber compartido con el Dr. Néstor Maquieira inquietudes científicas y afectos familiares y disfrutar de su amistad por un largo período, durante el cual pude apreciar todas sus cualidades, las que hoy, son valoradas en toda su dimensión en el Homenaje que le rinden sus pares.
Al adherirme a tan justo y merecido recordatorio, lo hago con el cariño del amigo y el respeto a su inteligente aporte, que contribuyó a enriquecer y difundir el conocimiento de la cirugía plástica argentina y a la preparación de nuevas generaciones de cirujanos, que inspirados por su ejemplo y aplicando sus enseñanzas, son los mejores exponentes de su legado.
Prof. Dr. Andrés Dimópulos (Cátedra de Cirugía Estética).
Maquieira ha sido una figura rectora, una autoridad, un conductor silencioso en nuestro Curso Superior Trienal. Hemos mantenido con él algunas charlas sobre el Curso y han sido muy útiles para mi gestión como Secretario General del Curso durante todos los años que estuve en la conducción y organización del mismo.
El Curso tiene ya muchos años de vida y una historia larga, donde ya empiezan a aparecer las ausencias. No hay duda que a esta figura ejemplar se la extrañará...
Prof. Dr. Horacio García Igarza (Cátedra de Cirugía Estética).
Néstor Maquieira fue un muy buen cirujano y más importante aún es que fue una gran persona y siempre fue un placer compartir cosas con él.
Prof. Dr. Héctor Llobera (Cátedra de Cirugía Estética).
Néstor Maquieira me recuerda a mi padre. Una figura paternal, llena de sabiduría y al mismo tiempo llena de humildad.
Tuve la suerte de formarme -en gran parte- al lado de él, en el Hospital Militar Campo de Mayo, donde colaboró durante bastante tiempo y sobre todo durante y después del conflicto de Malvinas.
Profesor Néstor Maquieira gracias, lo tendremos siempre presente.
Prof. Dr. Paulino Morales (Presidente Honorario).
Néstor O. Maquieira: magnífico cirujano, profesional y maestro. Precursor de la microcirugía. Trabajando en la Sala VI del Hospital Rawson introdujo el método instrumental para la anastomosis de pequeños vasos sanguíneos mediante el aparato de Nakayama, procedimiento que se sumó a innumerables métodos quirúrgicos propios.
Con su tesón de trabajador incansable continuó su labor como Jefe del Servicio de Cirugía Plástica en el Hospital Castex y en el Hospital Naval, acompañado por su entrañable colaborador y amigo el Dr. Marcelo Di Paola.
Fuimos compañeros en el Hospital Francés. Siempre recordaré su mesura, su bondad, en fin, todo un gran Señor.
Prof. Consulto Dr. Flavio Sturla (Cátedra de Cirugía Maxilofacial).
Después de pasar muchos años a su lado, digo: Maquieira no murió. El amor está fuera del tiempo. No tiene ni pasado ni futuro. Es permanente presente. Maquieira está siempre presente entre nosotros. El no murió vive en nosotros. Nuestro accionar fue su accionar. Darse del todo sin esperar retorno. El amor es fuego que todo invade, que todo abraza y para siempre.
Un testimonio sobre la actuación societaria.
Prof. Consulto Dr. Ulises De Santis (Cátedra de Cirugía Estética).
La personalidad y la trayectoria del Dr. Maquieira fueron comentadas en la nota firmada más arriba por todo el cuerpo docente del Curso Superior de la SACPER, del que tengo el honor de formar parte.
Pero creo oportuno -en este momento- agregar unas líneas para relatar la acertada intervención que le cupo al querido amigo, hoy desaparecido, en la reorganización de nuestra Sociedad, que tuvo su desarrollo entre los años 1976 y 1978.
La historia fue así. En 1976, en la Asamblea del 6º Congreso Argentino de Cirugía Plástica, realizado en la ciudad de Paraná, se aprobó una moción -solicitada por los colegas del interior del país- que solicitaba a las autoridades de nuestra Sociedad una serie de modificaciones estatutarias. Esa misión recayó en la Comisión Directiva del año siguiente, presidida por el Dr. Maquieira y en la que tuve el honor de ocupar la Vicepresidencia.
A lo largo de ese año, 1977, se estudió exhaustivamente el tema. Hubo una serie de conversaciones, cambio de opiniones y propuestas con los colegas que solicitaban aquellas modificaciones. Pero la decisión final se tomó en el transcurso del Congreso Argentino y de las Jornadas de Cirugía Plástica del interior, que ese año se realizaron en forma conjunta. La sede: el Hotel Hermitage de Mar del Plata; y la fecha: a fines de 1977.
Así, en uno de los salones de dicho hotel se llevó a cabo una importante y decisiva reunión informal con el fin de encontrar una solución. Estaba integrada por un lado, por la Comisión Directiva, presidida por el Dr. Maquieira; y por el otro, por los colegas del interior, liderados por el Maestro Dr. Alberto Albertengo. Como resultado, quedaron allí establecidas esas anheladas modificaciones al Estatuto Societario.
Era 1978 y me tocó presidir la Comisión Directiva siguiente, junto al Dr. Víctor Nacif Cabrera como Vicepresidente. Fue nuestra responsabilidad llevar al papel esas modificaciones estatutarias y presentarlas a la Asamblea, para su aprobación. Luego de una segunda Asamblea, quedó finalmente aprobado el nuevo Estatuto.
Al mismo tiempo, como parte del arreglo, debimos crear la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires. La Asamblea, convocada a tal efecto, aprobó esa creación por unanimidad. De esa manera inicia su existencia en 1978 la Sociedad de Buenos Aires, finalizando así un conflicto de orden nacional en nuestra especialidad.
Pero la verdadera solución a aquel largo conflicto, que desunía a los cirujanos plásticos argentinos, se había logrado en aquel “saloncito” del Hotel Hermitage. La presencia y el liderazgo del Dr. Néstor Maquieira fueron fundamentales. Su simpatía, su calma, su imparcialidad, su acertado criterio y el respeto que imponía fueron decisivos en aquella instancia trascendental de nuestras Sociedades: la actual SACPER y la Sociedad de Buenos Aires.
Con respecto al Curso Superior Trienal que él creara en 1977, hizo que se encaminara con el fin más noble de una sociedad científica: la formación de los nuevos especialistas. Dio orientación a un complejo asunto como es la educación del posgrado. Maquieira demostró ser, también, un líder educativo dentro de nuestra sociedad de cirujanos plásticos.
Mis respetos y admiración por la labor societaria realizada.
Relato de un discípulo.
Prof. Dr. Ricardo Yohena (Cátedra de Miembros y Mano).
Néstor Oscar Maquieira: un nombre que encierra una vasta trayectoria. Hoy no sólo hablamos del doctor, profesor o maestro, sino de un hombre que ha dejado un gran legado.
Su formación quirúrgica inicial fue en traumatología y posteriormente en cirugía plástica. Se orientó hacia la reconstrucción de los miembros y combinando ambas experiencias, acuñó el término de “Ortoplastia” para designar esa rama de la cirugía. En el Instituto Nacional de Rehabilitación estuvo con el maestro Dr. Eduardo Zancolli, donde se especializó en la cirugía de miembro superior.
Creó el “Centro de reimplantes de miembros” en el Hospital Fernández, de la ciudad de Buenos Aires, donde intervinieron cirujanos con experiencia en microcirugía. El equipo estuvo dirigido por él y el Dr. Enrique Penner, con el apoyo del Dr. Santiago Fazzini. En este equipo, cubrí la guardia de los días sábados y en varias ocasiones tuve que recurrir a Maquieira para consultarle. En el último reimplante que le ayudé a realizar, empleamos 14 horas. Es así, que dentro de las prolongadas sesiones de quirófano, fui conociendo a un hombre que amaba y disfrutaba la cirugía plástica.
Relataba sus peripecias cuando vivía en Caballito, sus dificultades económicas para mantener a su familia y los viajes diarios desde que se mudó a la ciudad de La Plata para llegar al Hospital Castex (Eva Perón de San Martín), donde fue jefe del Servicio de Cirugía Plástica.
Allí tuvo como colaboradores a los Dres. Guillermo Di Paola y Héctor Lanza. Fue un excelente centro hospitalario de formación donde se formaron decenas de cirujanos plásticos. En los últimos años de su jefatura, lo acompañó en el Servicio, su hijo Néstor, en la actualidad, cirujano plástico del Hospital Fernández.
Dentro de sus aportes quirúrgicos a la especialidad se destacan el injerto de piel total sensibilizado, el colgajo nasal para la reconstrucción del párpado inferior, la distracción con tutores para las fracturas con pérdida de segmentos óseos, la solución de estreptomicina para la estimulación de la granulación en las heridas abiertas, etc.
Debido a sus conocimientos y a su dedicación al tratamiento de los pacientes en el Hospital Nacional de Lepra “Baldomero Sommer”, recibió la condecoración de la Cruz de Caballero de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta.
Maquieira ha sido un pionero en la creación de escuelas de cirugía plástica. Primero, la de la Universidad del Salvador (USAL); y luego, la de la SACPER. En esta última, fue además su Presidente (1977-78).
En lo personal, me enseñó la ortoplastia y me estimuló en la docencia, invitándome a participar como docente primero en la Carrera de Cirugía Plástica en la Universidad del Salvador (USAL) y posteriormente en el Curso Superior de Especialización en Cirugía Plástica de la SACPER.
En el ámbito hogareño conocí una familia ejemplar con profundas convicciones religiosas. Dalma, su esposa, fue un gran sostén en su vida profesional. Su vocación por la medicina fue heredada en dos de sus hijos: Marcelo, que se orientó a la traumatología y Néstor, a la cirugía plástica. Néstor Oscar Maquieira como abuelo estaba orgulloso de su plétora de veinte nietos, con quienes se deleitaba los fines de semana.
Agradezco a Dios haber conocido y estado al lado de un hombre con tanto conocimiento científico y también humilde, honesto y generoso. Aprendí mucho de él pero en especial una conducta: ser feliz dando; ya sea, con el conocimiento, la comprensión o con una palabra de aliento.
Un último comentario. Un vínculo personal, estrecho y duradero.
Prof. Dr. Carlos E. Sereday (Cátedra de Quemaduras).
Las vueltas del destino hicieron que tuviera el privilegio de conocer y tratar al doctor Maquieira en distintas oportunidades y etapas de mi vida, dejando siempre una impronta que intentaré transmitir a lo largo de este relato.
Mis primeros contactos estuvieron ligados a lo social y así fue como en varias ocasiones fui recibido en su casa de Av. Quintana al 200 en la que vivió hasta sus últimos días. Intereses comunes en diversas áreas con el mayor de sus hijos varones y cierta vecindad con mi hogar paterno, me permitieron desde mis años como alumno de la Facultad de Medicina de la UBA, conocer ese hogar marcado por el perdurable amor hacia su mujer, Dalma, a lo largo de más de 50 años y la entrega con enorme cariño hacia sus cinco hijos (tres varones y dos mujeres) y su círculo de amistades. Con un tono afable siempre se mostró interesado por nuestro avance con los estudios, ocasión en que aprovechaba para transmitir su forma de ver y ejercer la medicina, dejando al descubierto sus dos grandes pasiones: los pacientes y la docencia.
Su departamento de líneas clásicas francesas de las primeras décadas del siglo XX contaba con un amplio comedor que daba a la calle, en cuya mesa había diapositivas por millares, clasificadas en cajas o piloncitos sujetos por bandas elásticas, testimonio por otro lado, del incondicional apoyo de Dalma a vocación tan fuerte. Con un entusiasmo contagioso nos mostraba casos y material para conferencias, marcando a la vez un estilo y una conducta de rectitud con fuerte sesgo de entrega por el enfermo y por la cirugía.
Con una vida de rasgos muy definidos en lo atinente a Dios, familia, prójimo y trabajo, sus cinco hijos y veinte nietos, son prueba elocuente de haber practicado principios cristianos de familia que también supo inculcar en su seno. El modelo de amor por la profesión se encarnó en dos de sus hijos varones, hoy médicos en especialidades quirúrgicas, dedicados de lleno a la actividad asistencial. No fuimos ajenos a ese paradigma muchos de quienes tuvimos oportunidad de recibir sus enseñanzas en los numerosos cursos que dirigió.
Siempre tuvo como rasgo singular una actitud humilde frente a la enfermedad. De bajo perfil en su accionar profesional y académico, acuñó soluciones quirúrgicas sin estridencias siempre con un cuidado casi reverencial por los tejidos y por el paciente. Probablemente la explicación la encontremos en los años previos a su condición de médico. Nacido en Carlos Casares y afincado primero en Chivilcoy y luego durante su juventud en la localidad de Henderson (Prov. de Buenos Aires), fue la vida rural al lado de su padre la que le forjó esa personalidad tan propia del hombre de nuestra pampa húmeda. Respetuoso por quien lo rodea, reservado, disciplinado por las imposiciones propias del cultivo del suelo, conocedor de las limitaciones del hombre frente al poder de la naturaleza y aquerenciado a esta tierra que tanto da. El tercer hijo, varón, dedicado a la actividad agropecuaria hace honor a esa tradición familiar.
Si bien los contactos se mantuvieron a lo largo de los años, las tres situaciones que enumero a continuación, me dejaron profunda huella.
La primera. Acontecido el enfrentamiento bélico por las Islas Malvinas mientras yo cursaba mi primer año de residencia en cirugía general, le tocó al Dr. Maquieira la penosa tarea de tratar a numerosos soldados del Ejército Argentino con pie de trinchera (en su mayoría) y otras pérdidas de partes blandas, que eran traídos desde el Teatro de Operaciones desde antes que finalizara el conflicto armado. La férrea censura imperante en tiempos de guerra le impidió relatar lo que encontraba con cada visita al Hospital Militar de Campo de Mayo sin poder tampoco compartir su angustia. El grado creciente de ella agravada por el poco reconocimiento a estos hombres y al esfuerzo anímico que su ingrata tarea le insumía, le provocó un daño a su salud del que muy poco se hizo saber.
En ese ir y venir de hechos y mientras avanzaba en mi formación quirúrgica, se da la segunda situación donde gravitó significativamente la prédica del “papá de mi amigo”, despertando mi interés por la cirugía plástica en su faz estrictamente reparadora que hoy sigo ejerciendo.
El tercer hecho, también con trascendencia dentro de mi vida profesional, tiene que ver con el Curso Anual de Microcirugía que dictaba como Profesor Titular en la Universidad del Salvador y que realicé en 1993. A él y a los dos Adjuntos, los doctores Cristina Rijavec y Ricardo Yohena, les debo haber dado a mi técnica quirúrgica un acabado exquisito. Desde su condición de Caballero de la Orden de Malta organizó un equipo para el reimplante de miembros y otras labores micro-quirúrgicas con la participación de quienes egresábamos de este Curso.
Con esta reseña de una faceta menos divulgada de su perfil humano estoy lejos de completar el recuento de una riquísima producción académica y de literatura médica más conocida por todos. No creo equivocarme al afirmar que el alma de Néstor O. Maquieira descansa en paz con la serenidad que sólo pueden tener los que han dado todo de sí.
Publicado en la Revista Argentina de Cirugía Plástica Vol. 17, Nº 1; pág. 39-43, 2011.